CÓMO
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL PUEDE AYUDAR A ENFRENTAR NUESTRAS
RESPONSABILIDADES
LA RESPONSABILIDAD ES UN SENTIMIENTO
Para
descubrir si la Inteligencia Emocional está vinculada a nuestras
responsabilidades, conviene hacernos estas preguntas reflexivas:
1) ¿Es posible la responsabilidad careciendo de control
emocional?
2)
¿Se nutre la responsabilidad de nuestra energía
emocional?
3)
¿Qué relación hay entre la responsabilidad y el
fracaso?
Y
parte de estas respuestas nos revela el vínculo de la
Inteligencia Emocional con la responsabilidad:
1) En el trabajo, la demostración máxima de responsabilidad
personal puede ser tomar el mando de nuestro propio estado de ánimo.
Todos sabemos que nuestras emociones ejercen una poderosa
influencia sobre el pensamiento, la memoria y la percepción.
Cuando estamos enojados recordamos con más facilidad los
incidentes que sólo apoyan nuestra ira, los pensamientos se
concentran en el objeto de nuestro enojo y la irritabilidad altera
de tal modo nuestra visión del mundo que un comentario benigno
puede parecernos hostil. Resistirse a esta despótica cualidad del
humor es esencial para trabajar productivamente.
2) En el mundo de trabajo, de manera creciente, vemos señales de
decaimiento emocional. La gente parece exhausta y a la vez
emocionalmente recargada.
Un
líder que puede manejar sus estados de ánimo es alguien que
también entiende el estado de ánimo de sus subordinados.
Los
malos jefes tratan a sus subordinados como si fueran todos
iguales. Rara vez se preguntan: ‘¿Cómo
es la composición emocional de mis subordinados? ¿Por qué tengo
tanta dificultad con ellos?’
No
tienen conciencia del modo en que los temperamentos armonizan o
chocan entre sí. Pero la mezcla tal vez sea la faceta más
esencial de una buena organización. Manejar un grupo o una compañía
no tiene que ver sólo con las habilidades para el liderazgo, sino
más específicamente con la obligación de un líder de reconocer
la naturaleza de cada individuo y de extraer lo mejor de cada
persona.
Por
ejemplo, un líder iracundo puede ayudar a sus asistentes a
sentirse menos intimidados, diciéndoles: ‘Eh,
no soy más que yo. Cuando me enoje, no se lo tomen como algo
personal’.
De
lo contrario, sin este marco comprensivo, aunque la ira surgiera
un uno por ciento del tiempo, eso afectará la calidad del resto
del tiempo, porque las personas nunca estarán seguras de cuándo
volverá a producirse -y qué significa- otro estallido.
3) La responsabilidad se prueba en los fracasos, en aquellas
situaciones en las que hay que asumir de frente los hechos, para
poder cambiar de rumbo.
El
éxito de un hombre o de una empresa está conformado de fracasos,
porque experimenta y se arriesga cada día, y cuanto más caídas
sufre más rápido avanza...
Se
sabe que, en equitación, no es el buen jinete quien nunca ha sido
arrojado, sino que nunca llegará a serlo hasta que no sea
arrojado; entonces no se verá obsesionado por el terror a caer y
cabalgará con seguridad.
Desde
el punto de vista de la Inteligencia Emocional, la responsabilidad
se prueba en los fracasos, abarcando sus distintos aspectos:
a) Autoconciencia: Superando el miedo o la culpa, para seguir adelante.
b) Control
Emocional: evitando reacciones o desbordes que perjudican la moral de grupo.
c) Motivación
y Persistencia: recordando que el éxito es la suma de pequeños esfuerzos... que
se repiten día tras día.
d)
EMPATÍA: sabiendo escuchar y comprendiendo, formas adecuadas para
mantener la armonía en las relaciones.
e)
LIDERAZGO: Reconociendo, con ecuanimidad y paciencia, que los
fracasos son una fuente de aprendizaje. Como expresó el filósofo Friedrich Nietzsche: ‘No
hay fracasos, sólo hay lecciones’.
Expresado en una fórmula sintética:
FRACASO
= APRENDIZAJE = TRABAJO = ÉXITO. |