¿QUÉ MIRA EL HOMBRE
EN UNA MUJER?
Que los ojos son el espejo del alma es una idea bastante difundida
y aceptada. Sin embargo, en el momento de la primera impresión, lo
que importa es otra cosa.
Las mujeres tienden a identificar las manos en el sexo opuesto como
un elemento erótico. En el caso de los hombres, partes más obvias y
sexuales son las elegidas.
Eduardo Pino, sexólogo y urólogo de la clínica Androsex en
Santiago de Chile, explica que, dependiendo del ángulo desde el cual
se mire el cuerpo femenino, los hombres tienen claras preferencias de
los lugares donde posar la vista: en un encuentro de frente, los senos
son la primera prioridad; por el anverso, el trasero es la zona
predilecta.
No se trata de una disfunción sexual ni de una fijación con
ciertas partes del cuerpo, sino de una tendencia que se manifiesta en
la mayoría de los varones al momento de mirar a una mujer cualquiera.
Y es que, según afirma el especialista, la primera aproximación
masculina siempre tiene un carácter erótico o sexual.
Luego que senos, trasero, cara (que comprende ojos, boca y
dentadura), piernas y finalmente el conjunto hayan agradado al
observador , éste puede considerar que se cumplen las características
básicas para despertar el erotismo.
Es entonces cuando el hombre se siente preparado para completar su
sueño en un cuerpo que encarna, al menos, un ideal físico.
Esta primera aproximación a la figura femenina se podría
considerar como un condicionante biológico, en que tenderíamos a
buscar ciertas características que debe tener el cuerpo de la pareja,
especifica el sexólogo.
Sin embargo, reconoce que también existen factores aprendidos que
se evidencian en hombres que tienen, por ejemplo, tres matrimonios en
el cuerpo y cuyas diferentes parejas siguen, más o menos, un mismo
perfil.
Si bien se pueden establecer las prioridades que siguen los hombres
para apreciar las partes del cuerpo femenino, es claro que cada
persona es distinta, por lo que sólo se puede hablar de patrones
generales, a los que habitualmente llamamos clichés o estereotipos.
Según Pino, el estereotipo del macho insensible es tan común como
la visión de una mujer delicada y emocional. Ambos clichés no hacen
sino corroborar una realidad: los hombres son más físicos y las
mujeres centradas en los aspectos más emocionales.
Y esta diferencia no se produce sólo por la tradición cultural de
que las niñas han de jugar con muñecas y los niños con autitos.
El sexólogo explica que existe un trasfondo biológico, en el que
los estudios muestran que el cerebro femenino tiene mayor cantidad de
conexiones entre los dos hemisferios. Lo que redunda, por ejemplo, en
la capacidad de ellas de hacer más de una cosa a la vez.
"Las mujeres tienen una estructura psicocerebral distinta, más
holística", afirma el sexólogo. Esto hace que al momento que
miran al hombre, se fijan en el conjunto de sus características y en
algunos detalles menos obvios como las manos, la forma del rostro o la
manera cómo se mueve.
Sin embargo, a juicio del especialista, la tendencia es que las
nuevas generaciones modifiquen este padrón de conducta. Así, cada
vez parece ser más común que hombres "holísticos" o
mujeres "carnales" comiencen a insertarse a la sociedad.
Y, claro está, una cosa es reconocer las formas y superficies que
atraen la vista y otra muy distinta la existencia de una comunicación
fluida y de intereses o gustos comunes que den sustento a una relación
amorosa.
MIGUEL
VALDIVIA |