AVENTURAS SEXUALES II
Efectos específicos de las aventuras
Tanto hombres como mujeres manifiestan haber experimentado, a través de las aventuras, un crecimiento personal, una actualización del yo, en algunos casos, porque intimaron con alguien que amplió sus horizontes.
Las relaciones extramatrimoniales logran que la gente aumente su autoestima, adquiera más confianza sexual, mejore el conocimiento de cómo se comporta uno con el sexo opuesto, alcance mayor experiencia en las relaciones en general y una mayor sensación de autonomía. A veces, la gente siente que creció aunque su matrimonio haya sufrido. Sin embargo, otros analizan que el crecimiento personal se produjo lejos de sus matrimonios y que no tuvo ningún efecto directo en ellos.
Sin embargo, hay dos importantes diferencias relacionadas con el género. En primer lugar, más hombres que mujeres describen las aventuras como algo 'sólo sexual'. Esta diferencia puede ser en parte lingüística, pero subraya la diferencia en el enfoque sexual de hombres y mujeres. 'Algo meramente sexual' es un lenguaje más aceptable en los hombres. Las mujeres tienen otra forma de decirlo: por ejemplo, que el sexo en la aventura era 'el principal interés' o satisfacción. Y en general continúan con el comentario 'no fue sólo sexo'. Si consideramos lo que hemos descrito acerca de la naturaleza de su mayor compromiso, esta diferencia no sorprende.
Sin embargo, otra consecuencia del aislamiento provocado por una aventura puede ser un aumento de la confianza en uno mismo. En particular las mujeres sienten como un verdadero logro la posibilidad de tener algo que pueden manejar por sí solas.
CAUSA Y EFECTO Y VICEVERSA: LA SINERGIA ENTRE MATRIMONIO Y AVENTURAS
Bastante lejos de estos efectos específicos hay también una relación sinergética entre las aventuras y el matrimonio, causa y efecto al mismo tiempo. La gente vive matrimonios y aventuras simultáneamente. Para algunas personas vivir en cada uno de estos ámbitos es como existir en dos narrativas separadas.
COMPROMISO EMOCIONAL Y EL IMPACTO DE LAS AVENTURAS
El impacto de una aventura también depende de lo que siente la persona por su amante.
CULPA Y CONFESIÓN: EL DESEO DE CONTAR
Algunas personas confiesan sus aventuras porque sienten culpa. La culpa puede surgir del hecho de que están negando algo al matrimonio, al cónyuge a quien se lo han prometido, o a quien han jurado pertenecer, o del dolor que imaginan que causarán si la aventura se descubre. Pero también pueden sentirse culpables porque el clima moral o la educación religiosa hace imposible que se sientan de otro modo. No importa lo beneficioso que crean que es la aventura.
Sin embargo, el impulso a confesarse para aliviar la culpa en la mayor parte de los casos actúa como un bumerán. Unido al deseo de alivio se encuentra con frecuencia el de absolución. Esto presupone que el cónyuge entenderá y dejará de lado sus propios sentimientos. Además, suele existir el deseo ingenuo de que el cónyuge aprecie esas cualidades en el amante que nos resultaron tan atractivas. Otro elemento presente en el impulso a confesar es que la gente piensa que, si es lo suficientemente valiente para hacer eso, el cónyuge apreciará su coraje. La expectativa es que este aprecio debería ser suficiente para mitigar la inevitable sensación de haber sido traicionada. Por supuesto, estas expectativas, en general, no conducen a nada positivo. Cuando observemos la reacción del cónyuge, veremos por qué es así.
Las confesiones de los hombres engendran con frecuencia consecuencias bastante diferentes. En realidad, algunos hombres confiesan porque sus aventuras se han vuelto demasiado dolorosas, y recurren a sus esposas en busca de consuelo. Como las mujeres son, en general, sus principales y únicas confidentes, eso no es sorprendente. En contraste, las mujeres pueden haber hablado con alguna de sus muchas amigas. A veces los hombres confiesan su aventura por otras razones que no son la culpa o el dolor; por ejemplo, por el deseo de terminar con el matrimonio. Pero cualquiera sea su motivación, las consecuencias de la confesión en general no son tan severas para ellos. Las mujeres no necesariamente se divorcian de ellos. Y en algunos casos, sus esposas los consuelan como siempre han hecho.
Como hemos visto, es más probable que las mujeres abandonen o sean arrojadas de sus matrimonios después de la confesión o la revelación de una aventura. Pero aquellos hombres que se quedan sufren una consecuencia diferente: la marginalización dentro de la familia, inclusive el papel de chivo expiatorio. Los hombres, que de por sí ocupan una posición más periférica para sus hijos que sus esposas (aunque los dos trabajen), pueden quedar más marginados como resultado del enojo y el dolor de sus mujeres, pues ellas acaparan a los niños en busca de apoyo. A veces vuelven a los hijos explícitamente en contra de sus padres.
LA REACCIÓN DEL CÓNYUGE: TRAICIÓN, CELOS, INSEGURIDAD Y FURIA
Cuando la ideología matrimonial proscribe tanto el secreto cuanto las aventuas, no hay modo de evitar que el cónyuge reaccione con furia, celos e inseguridad. Hombres y mujeres sienten lo mismo. Sin embargo, el género plantea diferencias en la manera de expresarlo.
Los maridos no actúan como si estuvieran heridos, rechazan el papel de víctima. En cambio, se consumen en su furia, golpean las paredes, amenazan con matar gente. Esto es verdad aun en el caso de hombres dulces y pacientes.
Si bien los hombres, como las mujeres, se sienten heridos, traicionados, inseguros y celosos, actúan con enojo. Hay un suporte cultural para la cólera de un hombre. Pues el abatimiento atenta contra su sexualidad, su masculinidad.
Por otro lado, las mujeres, si bien pueden estar furiosas ('el infierno no conoce furia como la de una mujer burlada') en general muestran abatimiento y dolor más que enojo. Esto está relacionado con su papel de mujeres y con las expectativas culturales. En realidad, somos menos tolerantes con una mujer que se divorcia encolerizada por el adulterio del marido, excepto cuanto la aventura todavía continúa. ¿No debería pensar en sus hijos? ¿Y la estabilidad de la familia? ¿No le daría una segunda oportunidad? A diferencia de los hombres, se supone que ella debe considerar primero el bienestar de la familia, en lugar de actuar enceguecida por su enojo. Parte de la fascinación de la película FATAL ATTRACTION se basa en la inversión de papeles: la asesina celosa es una mujer en lugar de un hombre. Por otra parte, una mujer herida consigue muchas muestras de simpatía, y lo que se espera es que su marido se arrepienta y pague sus culpas.
Por supuesto, las mujeres que descubren las aventuras de sus maridos también se enojan. Pero si demuestran demasiado enojo, pueden hacer que la corriente de apoyo se desvíe hacia sus maridos.
TERAPIA MATRIMONIAL Y MANEJO DE LOS CAMBIOS MATRIMONIALES
Los terapeutas, porque se supone que no tienen un sesgo y se consagran a analizar las fuentes del problema, pueden ofrecer la calma y la reflexión que la pareja necesita.
De lo que se ha dicho hasta ahora, podría parecer obvio que la terapia matrimonial puede a veces marcar la diferencia entre la supervivencia del matrimonio y su muerte después del descubrimiento. Como la traición, la inseguridad, los celos y la culpa son emociones poderosas y absorbentes, con frecuencia las parejas no pueden zafarse de esta correa solos. Lo común es que el terapeuta sea un extraño, y sea visto en un terreno que no provoque asociaciones dolorosas. Más aún, estar en terapia significa que la pareja se compromete en principio a invertir cantidades regulares de tiempo y energía para tratar de entender al menos las motivaciones de la aventura y sus efectos en el matrimonio. Por supuesto, no todos los terapeutas brindan la falta de pasión, la sabiduría o la capacidad de juicio y el tacto requeridos por el proceso. Y no siempre los miembros de la pareja desean sanar su matrimonio en la terapia.
Esa es una visión particular de la función de la terapia matrimonial. Como hemos dicho, la mayoría de los terapeutas matrimoniales parten de la posición de que 'el matrimonio debería ser todo', y una aventura es el síntoma de algo que anda mal en el matrimonio. Como consecuencia, cualquier cosa que la persona haya obtenido de una aventura debería poder obtenerla del matrimonio. La tarea de la terapia es lograr que la pareja la obtenga en el matrimonio.
Para que un terapeuta haga una evaluación adecuada con respecto a si debe permitir o alentar la confesión, o hacia qué modelo de matrimonio debe orientar a la pareja, necesita primero analizar la aventura de acuerdo con dimensiones específicas. ¿Cuál es el contexto de la aventura: el ciclo de la vida, la historia personal o familiar y la historia de vulnerabilidad en el matrimonio en particular? ¿Con qué modelo de matrimonio ha funcionado cada uno de los miembros de esta pareja? Y finalmente, los temas del género que hemos tratado de resaltar a lo largo de esta obra deben ser considerados cuando se trata del matrimonio. En el intento de lograr que la pareja entienda sus reacciones respectivas hacia la aventura y hacia sus consecuencias, los hombres y las mujeres usan un lenguaje diferente que contribuye a describir los sentimientos, las motivaciones y el impacto de la aventura. El terapeuta debe ser alguien que rompa con las divisiones de género, según la frase acuñada por la terapeuta feminista norteamericana Virginia Goldner. Debe interpretar la experiencia de uno de los cónyuges al otro, tratando de lograr que se supere la división hombre/mujer, alentando la empatía con la experiencia del cónyuge. Es difícil y no siempre funciona con éxito, pero la terapia a veces ofrece la posibilidad de que un matrimonio herido se recupere. |