LA
CONSULTA DEL MÉDICO
COMO
EMPRESA DE ATENCIÓN
AL
CLIENTE
Los
buenos cuidados psicológicos y emocionales también hacen que los pacientes
se sientan más satisfechos con su médico y su tratamiento. En el nuevo mercado médico,
donde los pacientes a menudo tienen la posibilidad de elegir entre competitivos planes de salud, los niveles de satisfacción sin duda formarán parte de estas
decisiones personales: las experiencias amargas pueden llevar a los
pacientes a buscar otro lugar
donde atenderse, mientras las agradables suscitan
lealtad.
En
la sala de espera de la consulta de un médico, por ejemplo, la mayoría
de las veces el tiempo
transcurre con una lentitud atormentadora. A la tensión producida
por la inmediata visita, pronto se añade también la indignación: ‘¿De
qué sirve pedir hora?’ Y si encima la secretaria del médico
reacciona con brusquedad cuando le preguntamos cuánto tiempo más
tendremos que esperar, nuestra
tensión arterial suele aumentar de forma perjudicial para la salud.
Los
pacientes son clientes que pagan.
Cuando se encuentran a gusto en una consulta médica, esto no sólo
beneficia a su salud; su satisfacción es también decisiva para que
una consulta médica sea floreciente o no. Y esta realidad, a menudo
se ignora.
Pero,
por lo menos, parece haberse reconocido el problema. En las revistas médicas
se amontonan los artículos que hacen referencia al tema ‘consultas
médicas agradables para los pacientes’. Se ofrecen
seminarios en los que las auxiliares médicas pueden mejorar su trato
con los pacientes. En parte, los consejos que allí se dan pueden
parecer triviales. Pero la verdad es que una amable
sonrisa de la enfermera puede tener como efecto que el paciente se sienta menos tenso y más a gusto. Y si la enfermera se dirige
a él llamándolo por su
nombre, se incrementa el convencimiento de estar en buenas manos: allí
no es un simple número.
La
organización y la decoración de una consulta médica puede ahorrar a
los pacientes algunas
emociones desagradables. Los tiempos de espera exageradamente
largos, que (con toda razón) indignan al paciente,
pueden evitarse mediante un sistema de citas bien organizado. Y
cuando -lo que es inevitable en la vida cotidiana de una consulta médica-
se producen retrasos más prolongados, el
paciente reaccionará de forma menos irascible si la enfermera le
informa de la previsible duración del retraso y pide su comprensión.
La hipertensión
y su relación con las emociones |