El
sistema educativo, una de las instituciones sociales por excelencia,
se encuentra inmerso en un proceso
de cambios enmarcados en el conjunto de transformaciones sociales
propiciadas por la innovación tecnológica y, sobre todo, por el
desarrollo de las tecnologías de la información y de la comunicación,
por los grandes cambios que se producen en las relaciones sociales, y
por una nueva concepción de las relaciones tecnología-sociedad que
determinan las relaciones tecnología-educación.
Cada
época ha tenido sus propias instituciones educativas, adaptando
los procesos educativos a las circunstancias. En la actualidad,
esta adaptación supone cambios en los modelos educativos, cambios en
los usuarios de la formación y cambios en los escenarios donde ocurre
el aprendizaje.
Aunque
el énfasis de los cambios educativos, lógicamente, está puesto en
el impacto que la tecnología está produciendo en nuestras vidas, una
corriente paralela y complementaria de la anterior rescata la importancia y la urgencia de la educación de las emociones
y los sentimientos.
La
experiencia muestra que para facilitar
el aprendizaje y la creatividad, es fundamental el desarrollo de
la tanto de la vida
intelectual como de la emocional, porque no es suficiente contar
con las máquinas más modernas y las mejores instalaciones (aun
teniendo cierta capacidad intelectual), si falta la motivación, el
compromiso, y el espíritu de cooperación.
Cuando
la educación no incluye los sentimientos, no
pasa de ser una simple instrucción. La ciencia actual refuerza aún
más esta convicción de tantos alumnos, padres y maestros.
En
los laboratorios de psicología experimental se ha comprobado, desde
hace tiempo, el efecto
positivo de las emociones, incluso en aspectos de rendimiento académico,
como en la consolidación de la memoria, por ejemplo.
Cuando
leemos dos textos con una trama compleja, recordamos
mejor aquél que tiene un alto contenido emocional. De las
invasiones inglesas narradas por nuestras maestras lo que mejor hemos
retenido es el episodio del aceite hirviendo volcado sobre los
atacantes desde las azoteas de las casas porteñas.
Por
algo, en francés, se dice aprender "par
coeur", de corazón, cuando se memoriza algo. Las emociones y
los sentimientos son esenciales en todo aprendizaje. Lo sabíamos
desde siempre, pero ahora hemos comenzado a conocer mejor sus bases
biológicas.
La
Inteligencia Emocional parte de la convicción de que la escuela debería
promover situaciones que posibilitaran
el desarrollo de la sensibilidad y el carácter de los alumnos,
sobre la base de que en el quehacer educativo se involucra tanto el
ser físico como el mental, el afectivo y el social, en un todo.
INTELIGENCIA
EMOCIONAL EN LA EDUCACIÓN (II)
PROGRAMA DE INTELIGENCIA
EMOCIONAL EN LA EDUCACIÓN
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