¿QuÉ le pasa a mi hijo?
1.
El niÑo con PROBLEMAS DE APRENDIZAJE
2. DISLEXIA:
3. REGRESIÓN:
4. PASIVIDAD:
5. el NIÑO estresado por LAS MUDANZAS
6.DEPENDENCIA : El
niño hiperprotegido
7. MORDERSE LAS UÑAS
(ONICOFAGIA)
8. EL NIÑO ANSIOSO
9. RETRASO
MENTAL:
1. El niño con PROBLEMAS DE APRENDIZAJE
Los
padres cuyos niños tienen problemas académicos se sienten
extremadamente preocupados y desilusionados. Los psiquiatras
de niños y adolescentes saben que hay muchas causas para los
fracasos académicos, y que una de las más comunes son los
trastornos del aprendizaje. Un niño con un trastorno del
aprendizaje es por lo general un niño inteligente, quien
inicialmente trata de seguir las instrucciones, de
concentrarse y de tener buen comportamiento en la casa y la
escuela. Sin embargo, el niño no domina las tareas escolares
y comienza a rezagarse. Algunos de estos niños tienen
dificultad para permanecer quietos o prestar atención. Los
problemas de aprendizaje afectan a no menos de un 15% de la
población escolar.
Se
estima que los problemas específicos de aprendizaje son
causados por una dificultad del sistema nervioso que afecta la
captación, elaboración o comunicación de información.
Algunos de estos niños son hiperactivos y/o distraídos con
un lapso de atención corto.
Los
psiquiatras de niños y adolescentes indican que estos niños
pueden ser ayudados, pero que si su condición no se detecta y
se trata a tiempo, el problema puede aumentar y complicarse rápidamente.
Un niño que en la escuela elemental no aprende a sumar, al
llegar a la escuela superior, no podrá entender álgebra. El
niño que trata de aprender con gran esfuerzo se frustrará
progresivamente y desarrollará problemas emocionales -como
una pobre autoestima- resultado de los fracasos repetidos.
Algunos niños con problemas de aprendizaje pueden presentar
también problemas de conducta, ya que prefieren lucir
"malos" en vez de "estúpidos o brutos".
Los padres deben conocer las señales que con mayor frecuencia indican
problemas de aprendizaje en su niño:
· Dificultad
en atender o seguir instrucciones.
· Dificultad
para recordar lo que se le acaba de decir.
· Fracasos
académicos como consecuencia del poco dominio de destrezas de
la lectura, escritura y/o aritmética.
· Dificultad
para distinguir entre la derecha y la izquierda, por ejemplo,
confundir 25 con 52, la "b" con la "d",
"on" por "no o "la" por
"al".
· Defectos
en coordinación - cuando camina, en los deportes, en
actividades manuales sencillas como sostener un lápiz,
amarrarse los zapatos o hacer un lazo.
· Pérdida
o extravío de sus asignaciones, sus libros, libretas y otros
materiales.
· Dificultad
para aprender los conceptos de tiempo; confusión entre
"ayer", "hoy" y "mañana".
Muchos padres solicitan un Psiquiatra de Niños y Adolescentes
cuando su hijo presenta problemas iguales o parecidos a los
arriba mencionados. El psiquiatra de niños y adolescentes
trabajará en colaboración con los educadores y otro personal
de la escuela, para hacer pruebas que puedan detectar la razón
de la dificultad en el aprovechamiento y la presencia de
problemas específicos de aprendizaje. Luego de entrevistar al
niño y la familia, y de evaluar la situación, el psiquiatra
de niños y adolescentes hará recomendaciones relacionadas
con la ubicación escolar apropiada para el niño y la
necesidad de ayudas especiales, como terapia académica,
ocupacional y del habla, y tomará las medidas necesarias para
ayudar a que el niño desarrolle al máximo su potencial.
En
ocasiones, el psiquiatra recetará medicamentos cuando es
necesario controlar su hiperactividad y/o su fuerte distracción.
Trabajará con el niño en el fortalecimiento de su confianza
en sí mismo, elemento esencial para el desarrollo emocional
saludable. Ayudará también a los padres y otros miembros de
la familia para enfrentarse a la realidad de vivir con un nene
con problemas específicos de aprendizaje.
2. DISLEXIA:
La
dislexia es una afección psicológica que padecen algunos niños
y adolescentes cuyo desarrollo es normal en todos los demás
aspectos, y que se manifiesta como una gran
dificultad en la práctica de la lectura.
A
veces tiene, como origen, un defecto de orientación en el espacio y el tiempo, y otras
veces se debe más a trastornos afectivos ocasionados por una
excesiva rigidez en los padres, celos de los hermanos, etc.
La reeducaciÓn debe tender a organizar mejor el espacio y el
tiempo, así como a fomentar una actitud de mutua comprensión
en el ámbito familiar, a fin de que el niño o joven recupere
la confianza en sí mismo. En muchos casos se considera
dislexia a lo que, en realidad, es la consecuencia de un
defectuoso o prematuro aprendizaje de lecto-escritura.
3. REGRESIÓN:
En
psicología, se llama así al retorno a una etapa anterior a
la evolución psíquica, a un comportamiento más primitivo,
no concorde con la edad de la persona. Puede deberse a
procesos patológicos de deterioro mental o a una simple
fatiga psíquica. Es relativamente frecuente en el proceso de
maduración sexual. La regresión puede ser sólo afectiva o
también intelectual. El niño que acaba de tener un hermanito se siente desplazado en el
afecto de su madre, y tenderá a conducirse como un bebé, con
balbuceos, enuresis, negándose a comer sólo, etc.
En
el adulto, la regresión se manifiesta en un mundo real de
ensueños como sustituto del mundo real en el que ha fracasado
o teme fracasar.
4. PASIVIDAD:
Es
la falta de reacción adecuada a los diversos estímulos de
todo tipo (materiales, verbales, sensitivos, etc.). Puede
provenir de trastornos pasajeros de la personalidad. Se
manifiesta sobre todo en niños en situaciones de angustia, de
apatía (el niño parece indiferente a todo), de astenia o
pereza en los estudios, de fuga de ideas (está en otro lado),
de timidez y hasta de miedo profundo, que le impide la actuación. La pasividad requiere un tratamiento muy delicado de comprensión
ya que una vez instalada en el carácter resulta muy difícil
eliminarla.
5. el NIÑO estresado por LAS
MUDANZAS
El
mudarse a una comunidad nueva puede ser una de las
experiencias que mayor estrés produzca en la familia. Las
mudanzas frecuentes, o aún una sola mudanza, pueden ser
especialmente difíciles para un niño o un joven y el estrés
ocurre aun cuando el niño tiene hermanos.
La
mudanza interfiere con las amistades. A un niño nuevo en una
escuela, al principio le puede parecer que todos los demás
tienen un amigo preferido o que otros tienen sus grupitos de
amigos selectos. El niño tiene que adaptarse a un círculo
nuevo y se puede encontrar más adelantado o más atrasado que
los otros, lo que le causa aburrimiento y ansiedad.
Los
niños en edad de jardín de infantes o de primer grado son
particularmente vulnerables a una mudanza de la familia,
porque en su proceso de desarrollo ellos están en la etapa de
separarse de sus padres, de ajustarse a nuevas figuras de
autoridad y a grupos de compañeros. La relocalización puede
interferir con el proceso normal de la separación, causando
una regresión y una relación de mayor dependencia hacia sus
padres.
En
general, mientras mayor es el niño, más difícil se le hará
el mudarse, porque su grupo de amigos tiene una gran
importancia para él/ella. Los pre-adolescentes y los
adolescentes protestarán repetidamente por la mudanza, y
pedirán permiso para quedarse en su pueblo natal con la
familia de un amigo. Puede que algunos jóvenes no hablen
acerca de su aflicción, de manera que los padres tienen que
estar alerta a algunas señales de aviso sobre una posible
depresión, incluyendo cambios en el apetito, retraimiento,
deterioro en los estudios, irritabilidad, alteraciones en los
patrones de sueño y otros cambios dramáticos en el
comportamiento.
Los
niños que parecen estar deprimidos por una mudanza podrían
estar reaccionando menos a la relocalización que al estrés
de sus padres al establecerse en un área nueva. Algunas veces
uno de los padres está en contra de la mudanza, y los niños
lo captan y reaccionan a la discordia familiar.
Si
el niño demuestra señales persistentes de depresión o de
tensión, los padres pueden pedirle al médico de familia, al
pediatra, o a la sociedad médica local, que los refiera a un
psiquiatra de niños y adolescentes, quien podrá diagnosticar
y tratar los problemas físicos y emocionales que puedan estar
afectando al niño como resultado del estrés. El psiquiatra
de niños y adolescentes puede también ayudar para que los
padres aprendan cómo hacer que la nueva experiencia se haga más
fácil para toda la familia.
Para
hacer que la mudanza se le haga más fácil a los niños y a
los padres, se pueden seguir los siguientes pasos:
· explicarle claramente a los niños por qué es necesario el mudarse,
· familiarizar al niño lo mejor posible con el área nueva, ya sea
mediante mapas, fotografías o usando el periódico,
· describir las ventajas de la nueva localización de manera que el niño
pueda apreciar factores como lagos, montañas o un parque de
diversiones,
· después de la mudanza, envolverse en las actividades para niños que
lleven a cabo localmente las iglesias, sinagogas o clubes de
barrio, los niños
y niñas scouts, etc.
· si un hijo o hija está en su último año de secundaria, considere la
posibilidad de permitirle quedarse con una familia de
confianza hasta que termine el año escolar.
Mientras
más frecuentemente se mude la familia, más importante es la
estabilidad interna de esa familia. Con la atención adecuada
de los padres y con ayuda profesional, de ser ésta necesaria,
la mudanza puede resultar una experiencia positiva de
crecimiento para los niños, conducente a un aumento en la
confianza propia y en la habilidad de relacionarse con otras
personas.
6.DEPENDENCIA: El niño hiperprotegido
La
dependencia es el modo de relación en que uno necesita de
otro a quien de algún modo se halla supeditado. El problema
de la dependencia se plantea con especial crudeza en
el seno de la familia entre padres e hijos. Los niños se hallan sometidos a sus padres por necesidades de vida, pero
la tendencia natural de los padres a protegerlos puede llegar
a sobrepasar los límites necesarios a una hiperprotección
que coharta la necesaria libertad de los hijos.
1. Unas veces el niño hiperprotegido reacciona en contra,
2. y otras se somete pasivamente.
En
el primer caso se originan conflictos si los padres no tienen
la flexibilidad suficiente para reconsiderar su propia
conducta adaptándola a las circunstancias.
Cuando
el niño se somete sin más existe el peligro de que se
convierta en un sujeto meramente pasivo. Sólo una actitud
despierta de los padres para mantener con sus hijos unas
relaciones que sin ser autoritarias mantengan la autoridad y
sin ser condescendientes con todo mantengan la mutua
confianza, puede ser garantía de una dependencia sin traumas.
Los problemas que presenta la dependencia en los centros
escolares tiene características similares pero rara vez
adquieren en los tiempos modernos la gravedad de los del
ambiente familiar.
7. MORDERSE LAS UÑAS
(ONICOFAGIA)
La costumbre de
morderse las uñas, que a veces puede ser un verdadero tic, se
da sobre todo en niños
o adolescentes y es
signo de un estado de ansiedad o angustia.
8. EL NIÑO ANSIOSO
Todos
los niños sienten ansiedad. Es de esperar -y es normal- que
el niño se sienta ansioso en ciertos momentos específicos de
su desarrollo. Por ejemplo, entre los 7 meses y la edad
pre-escolar, los niños saludables pueden sentir ansiedad
intensa cuando se separan de sus padres o de otros seres
queridos. Los niños pueden tener temores de corta duración
(como el miedo a la oscuridad, las tormentas, los animales o
los desconocidos). Sin embargo, cuando las ansiedades se
vuelven severas y empiezan a interferir con las actividades
diarias de la infancia, tal como separarse de los padres para
ir a la escuela y hacer amigos, los padres deben considerar el
solicitar una evaluación de un psiquiatra de niños y
adolescentes, y su asesoramiento.
El
niño o adolescente con una ansiedad severa, por la separación,
puede demostrar algunos de los síntomas siguientes:
· pensamientos constantes y miedo por su propia seguridad y por la de sus
padres,
· negarse a asistir a la escuela,
· quejas frecuentes de dolores de estómago y de otros malestares físicos,
· preocupaciones exageradas acerca de dormir fuera de su hogar, o
demasiado apegamiento al hogar,
· rabietas y pánico al momento de separarse de sus padres
A
algunos niños ansiosos les da miedo relacionarse o hablar con
las personas que no conocen. Los niños con esta dificultad
suelen tener muy pocos amigos fuera de la familia. Otros niños
con ansiedad severa pueden tener:
· preocupaciones sobre las cosas antes de que algo suceda, y
· preocupaciones constantes sobre la escuela, los amigos o los deportes.
Los
niños ansiosos se ponen tensos y tiesos. Algunos pueden
buscar consuelo constante, y sus preocupaciones pueden
interferir con sus actividades. Porque estos niños ansiosos
pueden estar quietos, conformes y deseosos de complacer, es
muy fácil no darse cuenta de sus dificultades. Los padres
deben estar alerta a los síntomas de ansiedad severa para
poder intervenir lo más pronto posible y así prevenir
complicaciones. El tratamiento a tiempo puede prevenir
dificultades futuras, tales como la pérdida de amistades, el
fracaso social y escolar y los sentimientos de baja
autoestima.
Los
problemas de ansiedad severa en los niños se pueden tratar.
Los tratamientos incluyen una combinación de lo siguiente:
psicoterapia individual, terapia familiar, medicamentos,
tratamientos del comportamiento y consultas con el personal de
la escuela.
9. RETRASO
MENTAL:
El
retraso mental es una insuficiencia del desarrollo intelectual
que pone al niño en estado de inferioridad con relación a su
entorno, desde el punto de vista de la adaptación escolar y
social. Este retraso es en general superable; solamente hace
referencia al tiempo necesario para el desarrollo intelectual,
y no es sinónimo de insuficiencia mental. Las
causas son casi siempre orgánicas: herencia, trastornos
endocrinos, alteraciones cerebrales, traumatismos, infecciones
(por ejemplo, varicela de la madre durante la gestación), o
antecedentes alcohólicos. La liquidación de tales
problemas elimina el trastorno intelectual. Los síntomas del
retraso mental son complejos, ya que con frecuencia se asocia
a otros trastornos, tales como la epilepsia, las
insuficiencias sensoriales, los trastornos del lenguaje, etc.
la investigación psicológicas permite efectuar una
discriminación entre estos factores, ante todo apreciando el
retraso intelectual propiamente dicho, mediante test mentales,
y procediendo a una encuesta clínica minuciosa. La evolución
intelectual es función del grado de retraso. Es difícil
pronunciarse, pero cuando se alcanza la edad de 15 años, se
puede considerar el retraso como definitivo. |