DEL
LIBRO: Estudios clÍnicos de psicoanÁlisis
La
contribuciÓn psicoanalÍtica en el tratamiento de los
problemas de
conducta de los niÑos
Es
un hecho universalmente aceptado en todas las psicologías, que la
neurosis y los problemas de conducta se
deben a los conflictos que surgen entre el individuo y su ambiente.
Freud fue el primero que lo demostró.
El
período de la vida infantil anterior a los dos años de edad, exige
un estudio especial. Existe en este primer período una variedad
infinita de actitudes emocionales acerca de las cuales se conoce poco
debido a la ausencia de la palabra. Los pediatras describen la
presencia de conflictos durante el primero y segundo año de vida, que
producen "un efecto demoledor en la personalidad de la madre y el niño".
Durante el primer año de vida las manifestaciones que revelan los
conflictos son los problemas que están relacionados con la comida.
Según los pediatras, en el segundo año de vida se producen grandes
cambios en la personalidad del niño que exigen la adaptación de la madre.
Como
resultado de las actitudes de los padres, un niño de dos años puede
ser "tenso, ansioso, dependiente y concentrado" ; de este
modo se prepara el terreno para la formación de las neurosis específicas
y trastornos del carácter.
Los
pediatras sostienen que para
comprender los trastornos de la conducta infantil es imprescindible
observar el desarrollo emocional en relación con las presiones
ejercidas por el ambiente.
Anteriormente
se le atribuía a la herencia el origen de las neurosis. El psicoanálisis
no excluye totalmente a la herencia como factor integrante de la estructura de la personalidad,
pero incluye como factor muy importante al conjunto de las primeras
experiencias infantiles. De
la forma en que se enseña al niño a controlar sus primeras
tendencias e impulsos dependerá su capacidad para enfrentarse con las
exigencias ambientales y también con sus propias tendencias, o hará
surgir en él una actitud débil, tímida y ansiosa.
Si
se lo trata muy severamente o no se lo somete a ninguna disciplina, el
niño será incapaz de hacer frente al medio que lo rodea, y
desarrollará defensas que se manifestarán en problemas de conducta
(o síntomas neuróticos). Estos síntomas sean o no graves, son
utilizados como protección contra
las tendencias instintivas, y pueden manifestarse como una inadaptación social o sexual , como violentos ataques de rabia, o en una conducta agresiva, desafiante, u obstinada.
Cuando
es imprescindible tratar al niño por sus problemas de conducta, será
necesario también efectuar cambios en su ambiente, con el objeto de mejorar
las relaciones entre el niño y sus padres.
Si
la primera relación con
la madre en la primera etapa no es demasiado frustradora y continúa
siendo moderadamente agradable durante la fase edípica, el niño se
sentirá compensado de tener que ceder a una actitud egoísta y
censurable. Si ocurre a la inversa, el desarrollo de las etapas
infantiles se caracterizará por una fuerte dependencia, ansiedad,
debilidad, pasividad, o agresividad y rebelión, y tendremos problemas
de conducta.
El
monto de cariño, el amparo y la compensación que el niño
experimenta durante su educación, determinará la capacidad de su yo
y su habilidad para valorar la realidad.
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