LAS
PRIMERAS
EXPERIENCIAS
EMOCIONALES
Hay
dos tipos de padres, los que explican a sus hijos en qué
consiste el mundo de las emociones y los que prefieren
ignorarlo. En este grupo están los padres que no tienen
tiempo y se cubren las espaldas atiborrando a los niños de
regalos. Y también los que imponen su autoridad con el no por
delante, convencidos de que conviene enderezarles. La primera
variante, la de los tutores emocionales es una especie muy
rara en nuestros días. Como dice Daniel Goleman, "los
padres hablan cada vez menos con sus hijos, no se interesan
por su mundo interior; las familias están rotas y los niños
viven terribles situaciones de incomunicación y
aislamiento".
En
decenas de escuelas norteamericanas se imparten ya asignaturas
como Habilidad Social o Control de las Emociones. Empezó hace
unos siete años a nivel experimental, pero a raíz del éxito
del libro de Goleman se están extendiendo a los programas de
enseñanza. Uno de los lugares pioneros fue New Haven, donde
los alumnos estudian Empatía, Autocontrol, Autoestima,
Cooperación... Pero la escuela más innovadora en la enseñanza
de la Inteligencia Emocional tal vez sea el Nueva Learning
Center de San Francisco. A la hora de pasar lista, los niños
dicen un número, del diez al uno, según su mejor o peor
estado de ánimo. Así los profesores saben a qué atenerse y
les ayudan a liberarse de sus preocupaciones antes de empezar
la jornada.
Las
mejoras en los niños saltan por lo general a la vista: menos
agresividad, menos propensión a las drogas, autocontrol,
sociabilidad, disposición para el trabajo en grupo.
Los
profesores hacen lo que pueden, que no es poco, pero la
responsabilidad sigue recayendo sobre los padres. A ellos va
dedicado un libro, pionero en la aplicación de la
Inteligencia Emocional a la educación: The Heart of Parenting
(El corazón de la paternidad).
Su
autor, John Gottman, siguió muy de cerca a 120 familias y al
cabo de diez años evaluó sus logros. Los hijos de
matrimonios emocionalmente maduros iban mejor en la escuela,
demostraban mejor salud física y mental, habilidades sociales
y mayor autoestima.
Gottman
rechaza la distinción entre padres autoritarios o muy
permisivos y aboga por lo que él llama emotional coach
(preparador emocional).
"Amar
a los niños no es suficiente. Hace falta enseñarles
habilidades para las que muchas veces no estamos preparados; y
es que nadie nos ha enseñado nunca a ser padres".
CÓMO
EDUCAR A UN NIÑO "EMOCIONALMENTE INTELIGENTE":
1. Póngase en el lugar de él. No actúe según su
conveniencia.
2. Pregúntele y escuche. No intente averiguar por
ciencia infusa qué es lo que le pasa, ni le reprima con
frases como: "¡Eres un sinvergüenza!".
3. No le reproche por tener emociones negativas. La
tristeza es casi tan natural como la alegría.
4. Ayúdele a identificar y canalizar sus malas
emociones. Enséñele a superarlas.
5. Incentive su curiosidad. Sígale muy de cerca, no le
guíe.
6. Aprenda con él. Haga de cualquier experiencia nueva
un juego. No le reprima cuando aprenda algo por sí mismo.
7. No le pegue. Corríjale siempre que haga falta. Dígale
"no" cuando tenga que decírselo.
8. No deje que la televisión haga de padre o de madre.
Evite que la vea en los primeros meses.
9. Premie sus logros. Alimente su motivación, pero no
le inunde de regalos.
10. Fíjele pequeñas metas. Estimule en él el deseo
de lograr algo. Así desarrollará el sentido de la
intencionalidad.
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