LOS
CELOS
DE LOS NIÑOS
El tratar de eliminar los celos por completo es como tratar de
evitar que el niño pesque jamás un resfrío común. Algo que
no se puede hacer. Los celos forman parte indivisible de la
vida.
Todos
hemos sentido sus tormentos, y sabemos que los celos
desembocan en sentimientos y conductas que causan angustia.
Nuestra experiencia personal y la negativa de nuestra cultura
a aceptar los sentimientos negativos en general nos llevan a
enseñar a los niños que los celos son una equivocación. Sin
embargo, ellos siguen alentando el sentimiento a pesar de
nuestros mejores sermones, y aun cuando en el proceso se
sientan culpables y menos valiosos. Raras son las personas que
ven en los celos la máscara que realmente son.
LO
QUE DICEN LOS CELOS
¿Qué
tiene que tener otra persona para que sintamos celos de ella ?
¿Más habilidad, más atractivo, más confianza en sí misma ?
¿Más prestigio, status o dinero ? EN realidad lo que
produce este sentimiento es inmaterial : el hecho es que
LOS
CELOS SE PRODUCEN CUANDO NOS SENTIMOS EN DESVENTAJA
Para
quien se siente seguro en lo más alto de los terrenos de la
vida que le interesan, los celos no existen. Esta emoción
enmascara la convicción de que somos desafortunados. Es la
angustia, que grita : 'Me siento amenazado, engañado,
inseguro o excluido'. También puede significar :
'Temo compartirte por miedo de que no regreses conmigo', y
hasta 'No me agrado a mí mismo'.
Intenso
y generalizado o suave y parcial, el sentimiento de los celos
significa que uno se siente por debajo de lo que le resulta cómodo.
EL QUE LA DESVENTAJA SEA REAL O IMAGINARIA NO IMPORTA. Los
celos son siempre reales para la persona que los siente.
POR
QUÉ SIENTEN LOS NIÑOS
La
naturaleza misma de la vida familiar presenta desventajas intrínsecas
para los hermanos. Todo niño anhela el amor y la atención
exclusivos de sus padres ; quiere ser amado al máximo.
Este anhelo hace inevitables los celos en familia.
Basta
imaginar la vida en una sociedad que permita la poligamia para
apreciar la situación en que se encuentra los niños. En esas
sociedades, las rivalidades entre esposas presentan un
verdadero problema. Para alcanzar la posición de favorita,
las mujeres recurren a toda clase de maniobras. Imaginemos ser
una mujer que viva en esa cultura. ¿Acaso no nos gustaría
ocupar la posición número uno, o por lo menos tener de vez
en cuando pruebas de que todavía ocupamos un lugar elevado en
el afecto de nuestro esposo ? ¿No buscaríamos la
oportunidad de aguijonear a nuestras rivales y crear problemas ?
Lo más probable es que anheláramos deshacernos de ellas, que
serían como espinas en nuestras vidas.
Los
niños se encuentran precisamente en esa posición. Robertito
ve cómo su madre emplea largas horas en cubrir las
necesidades de su hermano recién nacido, y los celos
comienzan a morderlo. La enrulada Juanita ve como su madre
arregla todas las noches el pelo de su hermana, y le gustaría
tener una excusa para recibir la misma atención. Sara nota cómo
su hermana realiza sus tareas escolares en un santiamén,
mientras que para ella, cada renglón es una batalla.
Todo
niño vive en cierta medida a la sombra de otro niño de la
familia, y se siente en desventaja respecto del otro en algún
típico. Ni el hijo único está libre de este sentimiento.
Este se siente celoso de otros chicos, y acaso desearía tener
hermanos y hermanas. Tal vez envidie la atención que sus
padres se dispensan el uno al otro.
Los
celos son cosa tan normal, que el hecho de que los hermanos
sean siempre comprensivos y considerados entre sí puede
querer decir que no sienten la seguridad necesaria para
expresar sus verdaderas sentimientos. En el extremo opuesto,
cuando los celos componen el tema principal de la vida de un
niño, éste se encuentra en dificultades. Cualquiera de las
dos situaciones -la falta completa de celos y la presencia
constante de los mismos- significa que el niño necesita
ayuda.
La
meta ha de consistir no en eliminar por completo su presencia,
sino en reducir el número de las situaciones que los causan,
y en trabajar CON el sentimiento cuando éste se presente.
VENTAJAS
DE LA RIVALIDAD
Tal
vez parezca que las rivalidades entre niños no produjeran
beneficios. Sin embargo, los hermanos ayudan al niño a
enfrentar una de las realidades de la vida : uno no puede
recibir atención exclusiva, ni gozar de todas las ventajas.
Es esta una lección difícil, especialmente para el niño
pequeño, que tiene que aprender que el amor no es como los
pasteles : el amor compartido no tiene por qué
significar MENOS amor.
Los
hermanos ayudan al niño a dar y tomar dentro del círculo
familiar. Le brindan experiencias invalorables en cuanto a
compartir y comprometerse, lecciones cuya mayor parte debe el
hijo único aprender fuera del hogar. /Y cuando las
rivalidades se manejan constructivamente, el chico aprende que
las fuerzas de los demás nada quitan a su propio valor como
persona.
Las
rivalidades familiares normales amenguan la egocentricidad
infantil, y desarrollan fuerzas y recursos internos. Por incómodas
que sean, brindan experiencia en el trato con los demás.
REDUCCIÓN
DE LOS CELOS
Como
en el caso de la ira, es prudente reducir la cantidad de
ocasiones en que el niño se siente en desventaja. En término
primero y principal, cuando se ayuda la chico a elevar su
autoestima, se aminora su convicción de ser desafortunado. La
confianza en sí mismo es un baluarte contra el sentimiento de
estar por debajo de todos los demás. EL niño convencido de
su propio valor se siente menos amenazado por las ventajas de
los demás. Y puede tolerar el tener que compartir el afecto
de sus padres, porque sabe que posee un sólido lugar en los
corazones de éstos.
El
jovencito que se supone inepto y poco valioso se siente dominado por los celos la mayor parte del tiempo. Sin fe en sí
mismo, se siente defraudado a cada instante. Tiene que
arrebatar lo que pueda, y buscar oportunidades para disminuir
a los demás. No puede darse el lujo de compartir el tiempo y
la atención de sus mayores.
Todo
niño se lleva mejor con los demás -incluso sus hermanos-
cuando gusta de sí mismo y está en paz consigo mismo.
LOS
NIÑOS QUE SE AUTORRESPETAN SON CELOSOS MENOS A MENUDO. |